Viaje en moto por Italia!!! (Día 5)

9 abril 2008

Nos levantamos temprano para dedicar un par de horas a Florencia, antes de salir en dirección a Pisa. Éste día amaneció muy nublado y nos preparamos bien con ropa de agua. Después de desayunar visitamos de nuevo la Catedral Santa María del Fiore, en el Duomo (construcción más bonita por fuera que por dentro). Junto a ella destacan el Baptisterio y el Campanario, separado unos metros de la nave principal. Las tres construcciones están recubiertas de mármol blanco, verde y rosa, formando unos contrastes espectaculares.
Dedicamos un tiempo en callejear por el centro de la bella ciudad hasta que desembocamos en la Piazza de la Signoría. Es la plaza mayor de Florencia y se trata de un verdadero museo al aire libre. Disfrutamos de las fantásticas esculturas de Hércules, Neptuno, el Rapto de las Sabinas y, por supuesto, el David de Michelangelo (una copia, puesto que el original se encuentra en el Museo della Accademia) entre otras.
En ese momento comenzaba a chispear, de modo que decidimos no dedicar tiempo a visitar ningún museo (el más recomendable es la Galleria Uficci, pero se necesitan varias horas para verlo) y pusimos rumbo a Pisa para ver la famosa “Torre Pendente”.
He de reconocer que merece la pena desviarse de la ruta para ver la torre inclinada. Nos hizo mucha gracia lo torcida que se ve en vivo, aunque hay que reconocer que su construcción (en mármol) es fantástica. Allí me sucedió una anécdota: quise hacerle la foto de rigor a Maribel, haciendo como que empuja la torre. Me tumbé en el césped y le hice varias en distintas posturas. Después, buscamos otra orientación y me coloqué detrás de un chino para seguir haciendo fotos. Al momento pensé “vaya olor a mierda... joé con el chino, que a gusto se está quedando...” Cada vez que levantaba la cámara para hacer otra foto, me volvía a oler igual y yo miraba al chino con cara de... “vale ya, no??”. De allí nos fuimos a los puestos para buscar algún souvenir cuando me percaté de donde procedía el olor: tenía toda la mano y el brazo llenos de una mierda de perro (supongo que sería de perro, jejeje...) que me rebocé al tirarme al césped para hacerle las fotos a Maribel. Y yo que pensaba que era el pobre chino y resulta que yo era el “apestado”!! Cuando me arrimé a la fuente (la de la foto) me fijé que el problema era mayor del que yo pensaba: la cazadora, el pantalón, todo el casco de la moto, etc... No voy a entrar en detalles, pero durante más de 10 minutos, salí en todas las fotos que los turistas le hacían a la fuente, jejeje...
Finalmente, después del “percance” (y de que Maribel se riera de mí todo lo que quiso), terminamos de hacer las compras en los puestos y nos dirigimos donde teníamos aparcada la moto, justo al lado de la torre. El conjunto del Duomo (Catedral, Baptisterio y Campanario) es lo más característico de allí, de modo que no perdimos mucho más tiempo y salimos en dirección a Maranello para cumplir uno de mis sueños: visitar Ferrari.
En ese trayecto, el GPS nos gastó una bromita. Cuando le indiqué la ruta más rápida a Maranello, me hacía volver por Florencia, dando un rodeo de 230kms. Así que le pedí que nos llevara por el trayecto más corto y resultaron tan sólo 150kms... pero que 150kms!! Atravesamos los Apeninos por el Passo Abetone (1384 mts), donde había un metro de nieve y la estación de esquí estaba a pleno rendimiento.
Ésta foto la hice en la falda de la montaña, porque más arriba no podíamos parar fuera de la carretera por la nieve. Cuando iniciamos la subida, bajaba un coche de los Carabinieri que, al vernos, dio la vuelta y nos siguió hasta la subida (entendimos que para asegurarse de que llegábamos bien, puesto que cuando iniciamos el descenso y desapareció la nieve, volvieron a dar la vuelta). Fue una subida peligrosísima por la cantidad de agua que caía, las contínuas curvas de herradura y la fuerte pendiente.
Al otro lado de los Apeninos el cielo se abrió ligeramente y nos permitió continuar el resto de la jornada sin una gota de agua. Así que sobre las 14hrs llegamos a FERRARI. Comimos un bocadillo justo al lado, donde había un club social de un deporte local entre la petanca y los bolos: el Boccio.
Qué decir de la Galleria Ferrari?? Podría estar escribiendo páginas y páginas y podría colgar muchas del casi centenar de fotos que allí hice, pero me limitaré tan sólo a decir que me sentí con la ilusión de un niño pequeño cuando presencia la cabalgata de los Reyes Magos y que esa alegría que yo mostraba era decepción por parte de Maribel, que no entendía por qué pagamos 28 euros “para ver coches”.
Después del inolvidable paso por la Galleria, salimos (yo todavía con cara de embobado) a por la moto cuando escuchamos de fondo el sonido de potentes motores. Maribel comentó: “hay que ver como suenan esas motos a escape libre”. Yo creía que no podían ser motos, puesto que cerca de allí se encontraba el circuito de Ferrari: La Pista di Fiorano. Nos acercamos, guiados por el sonido, y dimos con el circuito. Desde un lateral, estuvimos un rato viendo el paso por curva de los preciosos Ferrari de carreras. Es un verdadero placer escuchar esos motores!!
No nos pudimos entretener mucho más porque Maribel se estaba empezando a aburrir y porque yo había quedado con unos compañeros de trabajo en Bologna, lugar donde se encuentra la sede de la empresa para la que trabajo. De modo que fuimos directamente hasta el lugar en que habíamos quedado y dedicamos una hora y media a visitar mi empresa (que después de 8 años trabajando para ellos, aún no conocía en persona).
De allí salimos sobre las 19hrs y pusimos dirección a Venezzia. Como nos quedaban por delante unos 160kms y el paso por el Abetone nos había cansado mucho, decidimos tirar por autovía hasta Mestre (a las puertas de Venezzia) para buscar un hotel y descansar. Hicimos todo el tramo sin ningún problema, con un coste de unos 20 euros en peajes y llegamos a las 20,30hrs al Hotel Ducale. Ya visitaríamos al día siguiente Venezzia, aunque se trastocaron todas las previsiones, ya que dimos con el peor de los días climatológicamente hablando...