Route 66 - El viaje de nuestra vida - Semana 2 de 3

Hola de nuevo a todos!!

Continuamos con el relato de nuestro gran viaje recorriendo a Route 66. Recordemos que habíamos llegado a Alburquerque bajo una intensa lluvia y que el hotel que nos esperaba no fue precisamente de los mejores...

Día 8 - Lunes 20 de Junio

Despertamos con un día más fresco de lo habitual, después de una mala noche incómodos por la cantidad de mantas y toallas que pusimos por la suciedad de la cama. Tras salir del Hotel, poniendo la correspondiente queja por la mala limpieza de la habitación, fuimos directos al Old Town de Alburquerque para dar un paseo por el casco antiguo, zona de las típicas casas de adobe tan características de la zona.



Justo antes de llegar, nos cruzamos con la autocaravana de Breaking Bad que estaba dando una vuelta con turistas. Fue un momento tan rápido que no tuvimos tiempo a hacer una foto del momento.

Mientras paseábamos por el centro, vimos la tienda oficial de la serie Breaking Bad y nos metimos para curiosear un poco. El dueño, un tío majísimo, iba ataviado como el mismísimo Heisenberg, así que nos hicimos una foto juntos y nos compramos unos parches y un sombrero para Maribel.



Terminamos el paseo comprando en un supermercado hielo, bebida y la cena por solo 30,28 $, un chollo viendo la escalada de precios que estábamos sufriendo desde la salida de Texas.



Nos despedimos de Alburquerque llenando el depósito de combustible y, como teníamos intención de visitar alguna reserva india de la zona, pusimos destino a Acoma, un pueblo que leímos que era muy autentico y recomendable. Lamentablemente, después de desviarnos más de 50 millas, nos encontramos que la entrada del pueblo estaba cerrada para los visitantes, presumiblemente por la pandemia mundial de COVID.



De regreso de nuevo a nuestra ruta, tuvimos oportunidad de adelantar a una de las típicas Autocaravanas que circulan por aquellas carreteras.


También pasamos por una zona en la que una lengua de lava volcánica recorría unas cuantas millas… Paramos para coger un pequeño trozo para nuestra colección de piedras.



En uno de los numerosos pasos a nivel, "sufrimos" por primera vez el paso de un interminable convoy con cinco máquinas y más de 200 vagones. Es una pasada ver la cantidad tan tremenda de vagones de mercancías que circulan en todas las direcciones… Eso sí, no hemos visto ni un solo tren de pasajeros.



Tras una breve parada a comer, esta vez en un McDonalds para economizar un poco, pasamos por el punto más alto de la ruta en Continental Divide, Nuevo México. Allí tienen varias tiendas de productos hechos a mano por los indios y aprovechamos para comprar unas puntas de flechas talladas en piedra (9,02$).




En ese punto, ya que íbamos muy bien de tiempo, aprovechamos para preguntar sobre qué reserva India se podría visitar por la zona y nos indicaron que cerca teníamos Window Rock, en territorio Navajo, de modo que nos pusimos en marcha hacia allá para visitarlo. El sitio resultó ser espectacular, con un paisaje increíble que dejaba ver un gran agujero en medio de una pared de roca.



Intentamos encontrar un camino fácil para subir arriba del todo y estuvimos dando vueltas por los alrededores durante más de una hora. No lo conseguimos, pero pudimos ver rincones realmente fabulosos.



Pasamos una tarde estupenda… A la salida de la reserva, hicimos algunas paradas más por tiendas típicas y Tee Pees Indios hasta llegar a Holbrook, donde encontramos un Hotel muy limpio a un gran precio para pasar la noche. 



Como llegamos con mucho tiempo de sobra, una vez descargamos salimos a dar un paseo  a pie por la zona. Al final, terminamos entrando en un típico Saloon americano, donde nos tomamos un par de buenas cervezas mientras jugamos un rato al billar.





Y de nuevo el día lo terminamos agotados pero felices por la cantidad de nuevas experiencias que habíamos podido disfrutar... Nos acostamos pronto para descansar lo máximo posible, pues al día siguiente teníamos preparado una gran escapada fuera de la Route66 a un lugar mítico que teníamos muchas ganas de conocer!!

Día 9 - Martes 21 de Junio


Hoy tocaba un día duro de kilómetros… Salimos del Hotel a las 8:00 a.m., después de un gran desayuno de tortitas (una máquina las hacía como churros y estaban deliciosas), huevos revueltos, zumos, salchichas, etc... un Hotel de 10!!



Llenamos el depósito (51,78 $) y nos dirigimos en línea recta hacia el Monument Valley, escenario de infinidad de películas, que lo teníamos a nada menos que 208 millas, unas tres horas de travesía en línea recta por el desierto.



Llegamos a la puerta del parque y tuvimos que pagar una entrada de 16 $. El paisaje fue espectacular desde el primer momento. Las fotos no le hacen nada de justicia… Entramos directamente a la tienda antes de recorrer el parque para utilizar los aseos y aprovechamos para comprar unas postales de escenas indias (2 $).




Una vez dedicados unos minutos a la contemplación de un escenario mítico desde el mirador principal, cogimos el coche para acercarnos a las características montañas por una pista de un denso polvo para hacer algunas fotos un poco más de cerca.







Maribel se quiso hacer alguna foto especial y este fue el resultado:



De allí, salimos del recinto "de pago" para irnos al Forrest Gump View, el punto en el cual Forrest deja de correr en la película, con el Monument Valley de fondo.







Salimos de esa zona, con la cámara llena de fotos y vídeos y la ilusión de haber estado en un sitio inolvidable… Fuimos directamente a comer, esta vez en un Burger King (17,02 $), donde tenían un pequeño museo que explicaba la participación de los Navajos durante la IIWW y volvimos a llenar de nuevo el depósito de gasolina (36 $). Miramos los horarios del National Petrified Forest, que teníamos a más de 150 millas y nos creímos capaces de intentar llegar antes de su cierre, de modo que salimos sin perder más tiempo para tratar de llegar.


Para llegar antes del cierre del Petrified Forest, el GPS nos llevó por una carretera que, de pronto se convirtió en una pista arenosa que atravesaba el desierto. Lo que en un principio pensamos que serían unas cuantas millas, se convirtió en más de una hora recorriendo pistas con zonas muy arenosas que nos costó mucho tiempo y trabajo atravesar.


Finalmente, conseguimos llegar 15 minutos antes del cierre del parque Y tuvimos más de dos horas de disfrute, completamente solos, por uno de los paisajes más increíbles de todo el viaje… Todo un descubrimiento!!




















Un sitio mágico, que cogimos en un momento también mágico por la luz...



Así que, agotados pero muy satisfechos por otro día inolvidable, nos fuimos de nuevo al mismo Hotel de la noche anterior, puesto que nos había encantado… Justo antes de llegar, nos encontramos con otro regalo de la mano de los indios nativos, que se encontraban haciendo un baile tradicional que estuvimos disfrutando durante más de una hora.



En fin, nos fuimos a descansar tras uno de los mejores días de todo el viaje... Al día siguiente continuaríamos por la Route66 hasta Flagstaff, pasando también por algunos sitios muy interesantes.

Dimos las buenas noches a una interesante compañera de habitación que nos observaba desde la rejilla de ventilación y caímos agotados en la cama!!


Día 10 - Miércoles 22 de Junio


A las 8:00 de la mañana ya estábamos pegados a la máquina de tortitas que descubrimos el día anterior. Tras otro gran desayuno, vamos a echar de nuevo gasolina (50 $) y a hacer una compra de chuches para el día (8,19 $).


Seguidamente, pusimos dirección al espectacular Cráter Barringer que lo teníamos muy cerca y sólo nos teníamos que salir algo menos de 7 millas de nuestra ruta, pasado el bonito pueblo de Winslow. A la salida de Holbrook vimos esta impresionante VW T1.


Unos minutos más tarde, entramos en Winslow y dimos un breve paseo por su centro, repleto de tiendas típicas dedicadas a la Route66.





Tras un paseo muy agradable, seguimos la ruta hacia el oeste hasta llegar al cruce de la carretera al cráter. Unos kilómetros antes de llegar, ya se podía ver por fuera el daño que había producido el meteorito al caer en una superficie tan plana del desierto de Arizona, hace unos 50.000 años.


La entrada al cráter costaba 23 $ por persona, pero como veníamos insistiendo en todas las entradas anteriores, volvimos a preguntar si había algún descuento por minusvalía, mostrando el carnet de Maribel. En esta ocasión, tuvimos suerte y aceptaron hacernos un descuento. Lo curioso del caso fue que al mostrar el ticket en el torno de entrada, la chica que me lo revisó me dio las gracias por mi servicio a la patria mientras me hacía un saludo militar, pues en el ticket ponía "Descuento por Militar".


La vista del cráter desde el mirador es asombrosa… Con un diámetro de 1.200m y una profundidad de 170m, nada más que haces imaginarte el momento de destrucción que tuvo que ser la llegada del meteorito. Estuvimos viendo una simulación en un Video que intenta mostrar algo de lo que tuvo que ser ese impacto.


Estuvimos durante más de una hora viendo el cráter desde todos los miradores que hay preparados para los turistas, unos más arriba y otros más abajo.





Una pasada de sitio que disfrutamos como niños... En la tienda compramos unos trozos del meteorito que cayó, que la chica de la tienda nos dijo que la forma de confirmar que eran verdaderos era porque el meteorito estaba formado principalmente de hierro y los trozos que vendían eran atraídos por un imán. Curiosamente, también vendían imanes en la tienda, así que a Maribel se le ocurrió comprar un imán y probar por los alrededores de los miradores a ver si podíamos sacar algo por nosotros mismos. Por supuesto, conseguimos "cazar" un buen puñado de pequeños meteoritos!!

Ya al terminar la visita, desde arriba del mirador mirando hacia el parking, vi algo que me resultaba familiar y bajamos para verlo un poco más de cerca.




De allí, pusimos rumbo directo al Grand Canyon National Park, siguiendo por la Route66 hasta Flagstaff y desviándonoslo allí hacia el norte.




Una vez llegamos a la entrada del Grand Canyon, paramos a comer en un mexicano (42,15 $ + 5 $ Tip), aunque tuvimos que dejar nuestras pistolas en el coche, jajaja...


Y ya con la tripa llena, pasamos la taquilla del Parque con las entradas que nos habían cedido nuestros amigos de Two On Trip y pudimos contemplar uno de los más impresionantes paisajes que hemos visto en toda nuestra vida. No hay palabras que describa lo que allí puedes vivir, ni fotos ni vídeos que le hagan justicia... Como dato, por poneros en contexto, en nuestro libro de viaje, en el que vamos tomando anotaciones de todo lo que ocurre para poder escribir esta crónica, la página del Grand Canyon permanece en blanco con un "LA REHOSTIA" grande en medio. No obstante, aquí tenéis una pequeña parte de la gran cantidad de fotos y vídeos que hicimos:





Una vez recuperados de la primera impresión, miramos con más detalle el mapa que nos dieron en la entrada y nos dimos cuenta que el parque se dividía en tres partes. La primera, al este, se podía recorrer en coche debido a las grandes distancias entre todos los miradores. Una zona central se podía recorrer a pie, entre medias de tiendas de souvenirs, restaurantes y hoteles. La tercera zona, al oeste, solo se podía recorrer en autobús o a pie. Es la zona más peligrosa porque no hay vallas de protección en los miradores y senderos que recorren el cañón.





Primero fuimos a recorrer la zona este en coche, parando en cada mirador que hay en el camino. Esta es una zona segura y muy transitada por la gente que se desplaza de mirador en mirador, parando en los grandes aparcamientos que hay para ello. 







Seguimos hasta la zona central donde pudimos pasear por más miradores al abismo, todos ellos espectaculares y algunas tiendas de souvenirs, restaurantes y otros comercios interesantes.




Y por último, recorrimos la parte oeste alternando entre un autobús que va pasando por los miradores y recorridos a pie por peligrosos senderos junto al abismo. Esta zona es no recomendable para personas con vértigo y niños pequeños, pues un simple resbalón puede ser mortal y, de hecho, cada año son decenas de vidas que se pierden por accidentes por exceso de confianza en esa zona o por falta de atención buscando el selfie perfecto.







En fin, no me canso de decir que no podéis dejar de visitar al menos una vez en la vida esta obra maestra de la geología... 


Finalmente, estábamos tan absortos con los paisajes que estábamos disfrutando, que se nos echó el tiempo encima para buscar Hotel, y nos costó varias llamadas y mensajes conseguir uno por la zona. Probamos también en un camping cercano que ofrecía teepees que fuimos a verlos y, por una parte tenían un precio carísimo y por otra no tenían baño privado, así que seguimos buscando hasta encontrar un parque de caravanas en el que ofrecían móvil homes regentados por veteranos de guerra por 117 $, muy limpios y confortables. Pasamos una noche estupenda tras un día agotador!!


Día 11 - Jueves 23 de Junio


Afrontábamos el ecuador de nuestro viaje con un día que se presumía de transición. Teníamos entradas para el Antelope Canyon para el día siguiente, de modo que la previsión era acercarnos hasta allí y buscar algo entretenido para hacer ese día…


Nada más salir, tuvimos que atravesar de nuevo el Grand Canyon hacia la entrada del este, volviendo a parar en algunos miradores para verlos con una luz del día distinta (tranquilos, que no os pongo más fotos, ja ja ja…). Una vez fuera del parque, desde un alto de un pequeño monte se podía ver uno de los extremos del cañón, y seguía impresionando la enorme grieta que dibujaba en la superficie de la tierra.



La siguiente parada prevista sería el Horse Show Bend Y, como teníamos muchas millas de una carretera recta por el desierto hasta llegar, Maribel quiso aprovechar para conducir un ratito el Mustang… También ella quedó enamorada de ese fantástico coche!!


Llegamos al aparcamiento para visitar el Horse Shoe Bend (10 $) y, después de caminar una milla y media por un desierto abrasador, en el que se nos cruzaron algunas ardillas, llegamos a un increíble mirador en el que el Colorado River hace un meandro con la forma de una herradura.






De allí nos fuimos a un centro comercial donde comimos en un McDonalds (21,50 $) y aprovechamos para coger hielo, algo de cena y una maleta (50 $). También aprovechamos para darle un agua al coche, que lo llevábamos muy sucio.


En ese momento, nos encontramos con toda la tarde libre sin nada planificado, así que nos acercamos al centro de información turístico de Page para ver qué actividad podíamos hacer. Lo primero que se me ocurrió fue buscar la forma de alquilar un kayak para remar un rato por el río Colorado. En el centro de información nos indicaron que nos acercáramos al Antelope Point Marina, que allí podríamos alquilar un kayak, de modo que fuimos para allá.

Pudimos entrar también con la tarjeta de parques nacionales de Two On Trip (gracias de nuevo, chicos) y nada más llegar, al preguntar que queríamos alquilar un kayak, nos montaron en un Buggy y nos llevaron a las oficinas al pie del mismo Río Colorado.


Allí descubrimos que no solamente podíamos alquilar un kayak, sino algo un poco más… dinámico!!


Así que, al final alquilamos una moto de agua durante dos horas para recorrer el Navajo Canyon (170 $ Alquiler + 500 $ Fianza + 35,90 $ Combustible), un impresionante y blanco cañón que salía hacia el sudeste del mismo Colorado River que habíamos podido ver en el Horse Shoe Bend.


Y fue una auténtica delicia!! Podemos decir que la sorpresa del viaje, sin ninguna duda. Una experiencia inolvidable que nunca olvidaremos...


Agotados, salimos del complejo para buscar un Hotel en la zona y, finalmente contratamos un Super 8 en el mismo Page que estaba genial. Antes de cenar, nos dimos un baño en la piscina donde conocimos a un grupo de castellano manchegos con los que estuvimos charlando un rato. Estaban haciendo una ruta por los parques nacionales de la costa oeste de Estados Unidos. 


Y finalmente, nos fuimos a descansar, otro día mas agotados pero felices por las experiencias vividas!! El día siguiente también marcaría otro día importante en nuestras vidas, así que nos dormimos pronto.


Día 12 - Viernes 24 de Junio


Nos levantamos, por primera vez en todo el viaje, sin ninguna prisa. Teníamos la entrada al Antelope Canyon a las 11.50h, así que antes nos acercamos a otro bonito mirador de una presa del Colorado River, esta vez con parking gratuito, en el que completamente solos pudimos estar un rato sentados delante de un precioso escenario.



De allí nos fuimos al Antelope Canyon, con casi una hora de antelación para hacer la visita que tanto tiempo llevábamos queriendo hacer. Lo primero, pagar la propina (16 $) que te exigen para poder entrar. Propina que se debe sumar al precio de la entrada que habíamos comprado por Internet en diciembre del año anterior (170 $). Luego nos metieron a todo nuestro grupo en unas furgonetas en las que nos llevaron por un camino que atravesaba un desierto montañoso hasta la entrada al cañón propiamente dicha.


Después de la enorme inversión de tiempo y dinero, no defraudó!! Aquello es un auténtico espectáculo de la naturaleza, la forma en la que el agua puede esculpir la roca formando unas preciosas curvas de colores imposibles.













Se permitían todo tipo de fotos pero estaba prohibido hacer vídeos... Por desgracia (para ellos), se nos escapó el dedo un par de veces, jejeje... (También estaba prohibido coger piedras 😉).


A la salida de esa maravilla de la naturaleza, pusimos rumbo de nuevo al punto en el que habíamos abandonado la Route66 dos días atrás, Flagstaff, para seguir con nuestro viaje. Tras coger de nuevo la R66, continuamos hasta Williams, un bonito pueblo muy decorado con detalles de la Route66 pero que cogimos bajo una intensa lluvia. En cualquier caso, dimos un agradable paseo por sus calles.




Pasamos a un bonito restaurante en el que los baños estaban decorados con puertas de coches antiguos, en concreto una de ellas era de una T1.


La anécdota del momento fue que, en una tienda que estábamos visitando, un cliente se estaba probando un cinturón con funda y preguntó al dependiente si valía para un revólver del 45. Le dijeron que sí y, ni corto ni perezoso, se sacó el revólver de una maleta y se puso a probar meterlo y sacarlo como si un vaquero del lejano oeste fuera!!




Una parada obligatoria y totalmente recomendable comer o dormir allí en ese bonito pueblo... Salimos de allí ya anocheciendo y continuamos un poquito más hacia Kingman, donde cogimos el Hotel Arizona Inn (78,80 $). Maribel ya llegó bastante cansada y dolorida tras un día muy intenso, así que se tomó un chute de analgésicos y a dormir.




Día 13 - Sábado 25 de Junio


Tras una noche reparadora, salimos del Hotel a las 9am bajo un sol abrasador, lo ideal para atravesar el desierto de Mojave. El primer destino era Oatman, un pequeño y encantador pueblo minero lleno de burritos en libertad y tiendas muy turísticas en encantadores edificios centenarios. Llegamos a ver venta de armas y munición en una de las curiosas tiendas.










Un par de horas paseando por ese bonito pueblo que nos supo a gloria y volvimos a la carretera para, saliendo de la Route66 hacia el norte, poner rumbo a Las Vegas.


Una breve parada a comer en un McDonalds y una última para dar un abrazo a nuestros amigos moteros alemanes que seguíamos viendo día tras día y, atravesando parte del Estado de California, llegamos al de Nevada, que nos recibió con casinos en cada esquina (pueblos, gasolineras, estaciones, etc...).


El paisaje era desolador. Grandes extensiones de desierto en todas las direcciones, con alguna caravana abandonada en medio de la nada bajo un sol abrasador y enormes convoyes de trenes que se veían avanzar desde la distancia...

Entramos en Las Vegas a primera hora de la tarde. Directamente, paramos en el cartel de bienvenida para hacernos una foto, no sin esperar cierta cola...



La siguiente parada fue directamente en la Tienda de Empeños del famoso programa de Televisión, Gold & Silver Pawn Shop. Allí, intentamos vender unas monedas antiguas capturadas en nuestras salidas con los detectores de metales, pero no nos las aceptaron por carecer de certificado de autenticidad válido (que se podía haber sacado por Internet unos días antes). Yo insistí en que no quería una cantidad elevada de dinero y tan sólo quería dejar allí un recuerdo nuestro, pero nada, no quisieron aceptarlas. Aún así, hicimos la visita y nos llevamos un imán de recuerdo (8 $).




De allí nos fuimos, muy cerquita, a la capilla donde habíamos reservado para casarnos el siguiente lunes, la Cupid's Wedding Chappel (https://cupidsweddingchapellasvegas.com/), donde la encantadora Judy nos recibió para explicarnos bien cómo sería la ceremonia, el código del parking para el aparcamiento y los horarios.

 

Un paseo rápido por la Freemont St, que también estaba cerca, nos hizo darnos cuenta de en qué sitio estábamos realmente!!


Así que, llegados este momento, pusimos en marcha uno de los planes más locos del viaje y nos pusimos a buscar una tienda de tatuajes. Tras varias visitas y explicar en cada una de ellas lo que queríamos hacer, nos decidimos por una y nos pusimos a ello (300 $).


La idea era tan sencilla como absurda: yo elegiría un tatuaje para Maribel y ella elegiría otro para mí. Ambos tatuajes estarían hechos en nuestros culos y, ninguno podríamos ver el propio hasta decidir el momento adecuado y verlos a la vez.



Fue muy divertido el rato con el tatuador que, aunque decía que había entendido lo que estábamos haciendo, entre el idioma y las varias veces se acercaba a asegurarse a quién pertenecía cada Tattoo, nos parecía que resultaba muy extraño (ya veremos luego la razón) y que lo mismo no se había enterado de nada, jajaja...

Del Salón de Tatuajes (@KoolsvilleOfficial) salimos con intención de buscar alojamiento lo más cerca posible de nuestro siguiente destino, el famoso y temido Death Valley.


Encontramos alojamiento en los apartamentos K7 Bed & Breakfast en Pahrum, Nevada, muy cerca de la entrada del Death Valley National Park (92,21 $) y llegamos bien entrada la noche. Antes de dormir, decidimos enseñarnos los tatuajes y...




Sí. Habíamos elegido prácticamente el mismo tatuaje!! Esto explicaba por qué el tatuador daba tantos paseos preguntando a quién pertenecía cada tatuaje!!

En fin, nos fuimos a la cama aún con el recuerdo de las risas y del gran día que nos esperaba al día siguiente.


Día 14 - Domingo 26 de Junio


Este días nos levantamos muy temprano para poder llegar lo antes posible al Death Valley, pues las temperaturas extremas pueden ser mortales según avanza el día y, ante todo, queríamos seguridad. Vimos en las noticias que un par de días antes había fallecido un turista alemán al quedarse tirado en el coche entre dos puntos de interés y tratar de llegar a pie a buscar ayuda... Así que llenamos el depósito, compramos hielo bebidas y nos pusimos en marcha (36 + 9,98 $)!!


Tras pasar por la entrada, paramos en el primer cruce para buscar información sobre el parque, pues allí no hay nada de cobertura. En ese cruce, ya comenzamos a ver los carteles advirtiendo del riesgo al que nos sometíamos por entrar en ese infierno!!




Hicimos el recorrido por los puntos de interés, acercándonos con el coche lo máximo posible y bajándonos sólo lo indispensable. A las 8.30h había ya 31º... Sobre las 10 de la mañana la temperatura era ya de 47º!!









Bad Water es el sitio más extremo del parque, siendo el lugar más bajo de Norteamérica (85,5 metros bajo el nivel del mar) y con la temperatura más alta, aunque curiosamente mana lentamente un agua sucia con una fauna y flora muy especial y exclusiva.


De allí nos fuimos a Artist Drive, una carretera estrecha que subía y bajaba entre medias de unos montes de un colorido extraordinario por la mineralización del terreno.



El siguiente punto de interés, Devils Golf Course, lo vimos desde la distancia, pues había que recorrer un camino de tierra de varias millas que no nos apetecía recorrer con ese extremo calor, así que seguimos hacia Zabriskie Point.




Finalmente, subimos al último punto del interés, el Dantes View, el sitio más alto desde el cual se ve todo el Death Valley en su máximo esplendor.




En fin, una experiencia extrema nuestra visita al Death Valley National Park!! Totalmente recomendable!!


Antes de que el excesivo calor pasara a ser peligroso, iniciamos el regreso a Las Vegas dando un rodeo por el norte, para no volver por el mismo camino de la llegada y aprovechar para pasar cerca del famoso y místico Área 51. Aunque no tratamos de llegar a la puerta, algo que según habíamos leído carecía de interés, sí pudimos visitar la tienda de temática Alien que hay en la carretera de acceso a la entrada.




Finalmente, llegamos justo a la hora de la comida de regreso a Las Vegas y paramos a comer en un restaurante italiano en el que disfrutamos como niños de un par de platos de pasta. De ahí nos fuimos directamente a hacer el Check-In en nuestro Hotel, el Excalibur, pues tiene fama de ser algo muy lento por las largas colas que se producen allí. A nuestra llegada, efectivamente la cola era tremenda, pero vimos que había un mostrador para Disabled (Minusválidos), así que tiramos de la tarjeta de Maribel y.... voilá, Check-In hecho en pocos segundos!! (78 $ Hotel + 40 $  Parking). 


Una de las cosas positivas de ese Hotel, además de ser un Resort repleto de actividades, piscina y atracciones, es que pertenece a la Cadena MGM y, al pagar el Parking, puedes sacar el coche y aparcarlo en otros hoteles de la misma Cadena gratis (11 hoteles repartidos por toda la ciudad), utilizando la tarjeta de la habitación para entrar y salir. Esto es muy útil para no caminar tanto, aunque también hay trenes gratuitos que unen las distintas zonas temáticas. Tuvimos tiempo para dar un paseo durante toda la tarde/noche, disfrutando de la locura de sus comercios, la extravagancia de sus ciudadanos y ese permanente olor a marihuana que lo impregna todo. La habitación era fabulosa. Las vistas daban al Hotel New York, y su montaña rusa pasaba por delante de nuestra ventana, al otro lado de la avenida.


Nos refrescamos un poco y salimos a experimentar por las calles de Las Vegas. Recorrimos el casino y las tiendas del Hotel y seguimos por las pasarelas a los siguientes hoteles de la calle, cada cual más impresionante que el anterior. Sin darnos cuenta, nos atrapó la noche, con 41° de temperatura en la calle. Cenamos en un Fish and Chips (56 $) fuimos a un casino a gastar algo de dinero. Elegimos la ruleta, pero sin darnos cuenta nos metimos en una mesa cuya apuesta mínima era de 10 $, así que fundimos 40 $ en poco más de un minuto y nos fuimos por donde habíamos venido, ja ja ja... También echamos un par de dólares en una tragaperras, pero como no entendíamos cómo funcionaba, lo dejamos por imposible (los premios te los daban en una tira de papel que luego se canjeaba en la caja).










Llegamos a la cama, de nuevo agotados tras otro día aún mas intenso que los anteriores. Estaba todo fluyendo perfectamente y a la mañana siguiente tendríamos el momento más friki e importante de todo viaje: nuestra boda en Las Vegas!!

Pero eso ya os lo contaremos en la siguiente y última entrega.......

Muchas gracias a aquellos valientes que hayáis llegado hasta aquí!!


Dani y Maribel

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