Crónica Morocco 2015

"Por más que miraba el reloj, las horas no avanzaban… Llevaba meses queriendo hacer este viaje y, cuanto más próxima estaba la fecha, más despacio corría el tiempo. Sin tregua, el tiempo siguió avanzando a su ritmo y finalmente llegó el momento: daba comienzo el viaje que cambiaría nuestras vidas a Merzouga, al sur de Marruecos!!"


Programé este viaje en la fecha en la que mi esposa Maribel tenía permiso del trabajo. Por suerte, algunos amigos que también tenían ganas de afrontar un viaje así, consiguieron cerrar la fecha en sus respectivos trabajos, de modo que al final nos juntamos 7 motos y 9 personas (2 matrimonios) en total. Mientras organizábamos las distintas rutas posibles, a uno se le ocurrió darle una componente humanitaria a este viaje y así nació Lápices Moteros. Nos pusimos en contacto con una ONG afincada en la zona y nos recomendó llevar material escolar para ayudar a que los niños de allí tuvieran más medios para asistir a la escuela, así que todos nosotros estuvimos recogiendo material de muy diversas maneras hasta superar con creces la capacidad de nuestras motos… Esta será la crónica particular de MI viaje, desde MI punto de vista, así que me centraré en MIS sensaciones y MIS experiencias. Para conocer el resto de datos sobre la iniciativa Lápices Moteros, puedes visitar la página lapicesmoteros.blogspot.com


Dia 1


"Al tremendo peso de la moto le añadí una buena cantidad de impaciencia, ilusión y ganas de vivir una bonita experiencia..."

Cargué la moto hasta superar sus límites. Llevaba en cada maleta una media de 25kg de libretas, cuadernos, pinturas, reglas, gomas, sacapuntas, camisetas, etc… Nuestros objetos personales los coloqué encima de las maletas laterales, en unos petates marítimos para evitar humedad en caso de lluvia. Cuando me subí a la moto, aún sin subir Maribel encima, me dio la sensación de llevar el doble de peso del acostumbrado!! 


Con mucho cuidado, subió Maribel y nos pusimos en marcha… Los primeros metros, fui poco a poco acostumbrándome al reparto de pesos y, cuando salía de Alovera, empecé a creer que podríamos conseguir llegar a nuestro destino!!

Quedamos a comer en Manzanares con nuestros amigos Julio, Roberto y Rebeca, que venían desde Valencia.

El resto de la expedición se uniría a nosotros en el lugar elegido para pasar la primera noche: Baena. Allí les esperamos mientras cenábamos un rico Flamenquín, acompañado de Salmorejo Cordobés.


Cuando llegaron los demás, Pedro, Jaime, Federico y Francisco, fuimos al albergue que habíamos reservado para descansar lo máximo posible, pues al día siguiente tendríamos que madrugar para coger pronto el ferry hacia Tánger-Med.






Dia 2


"Cruzando el estrecho, en el lugar donde algunos de los que bajamos empezamos a vivir y algunos de los que suben terminan muriendo..."

Ese segundo día, al igual que durante el resto del viaje, nos levantamos bien pronto. Tomamos un buen desayuno y nos pusimos todos en marcha hacia el sur. Estos primeros kilómetros fueron un poco confusos hasta que nos acostumbramos unos a otros por la forma de pilotar de cada uno, pero afortunadamente llegamos en el horario previsto a Algeciras para coger el barco. Por desgracia, éste traía un retraso de unas 3 horas, de modo que pasamos una buena parte del día sentados al sol, esperando…


Aunque estuvimos mucho tiempo esperando, el ánimo no decayó y mientras charlábamos llegó la hora de subirse a las motos y amarrarlas en el ferry. El barco era viejo y de los más pequeños y, para mayor molestia, nos hicieron pasar hasta el fondo a dejar las motos, provocando que a la salida, seríamos los últimos en salir.

Durante el trayecto, fuimos sellando los pasaportes y rellenando los documentos personales y de nuestras monturas que luego nos pedirían en la frontera… Como dato curioso, se formaron dos colas para acceder al funcionario marroquí, una sólo para hombres y otra sólo para mujeres. Como la comida era poco menos que inexistente (unos lamentables bocadillos congelados carísimos), con el papeleo que teníamos que hacer y las esperas en las colas, el viaje se nos hizo más o menos corto…


Cuando llegamos, luego de que sacaran las decenas de camiones y remolques que estaban delante nuestra, al final pudimos salir y dirigirnos a la aduana marroquí. Aquí es donde sólo puedes encomendarte al cielo para que el policía de turno, tuviera a bien dejarte pasar. Estuvimos dando vueltas de unas casetas a otras hasta que todo lo vieron correcto, todo ello regado con esas miradas perturbadoras e inquisidoras, como si nos estuvieran perdonando la vida…


No sin algún problemilla de última hora (les figuraba la matrícula de mi autocaravana desde mi anterior viaje al país, distinta a la de la moto, y eso parece que les perturbaba, con lo que me hicieron volver a pasar de nuevo por todas las cabinas a seguir sellando), finalmente conseguimos el visado para entrar en el país y nos pusimos en marcha dirección a Chef Chaouen.

Conducir en Marruecos es muy distinto a hacerlo en España. Hay que ir con mil ojos, pendiente de los alrededores, y mucho más cuando vas en moto. No obstante, pronto nos acostumbramos a circular por allí y, al caer el sol, estábamos entrando en Chaouen. El lugar elegido para pasar la noche fue el encantador hotelito que tiene allí Rafa, el primo de Julio.


Dejamos las motos en una placita cerca del hotel y acordamos un precio (barato, como todo Marruecos) para que un vigilante las cuidara por la noche. En el hotel, nos esperaban Rafa y su mujer con una suculenta cena a base de Couscous y ensalada.

Esta ciudad es encantadora y, a pesar de que terminamos de cenar tarde, salimos a dar un paseo para recorrer la Medina. En la plaza de la Alcazaba, nos sorprendió una actuación en directo de un grupo de flamenco que estuvimos un rato disfrutando… Fueron unos muy agradables momentos de calma tras la tensión de la gran distancia recorrida en moto!!


Tristes, pero consecuentes con que teníamos que descansar, nos fuimos a dormir para estar preparados para el que creíamos que sería el día más duro de todo el viaje: unos 650kms por carreteras marroquíes hasta llegar al desierto de Merzouga!!




Dia 3


"Una larga jornada que comienza en un pueblo entrañable y termina en El Paraíso!!"

Al salir de la cama, Rafa nos recibió con un gran desayuno completo. Comimos todos mucho, aún sin tener hambre, temiendo pasar un día terrible. Al final resultó que lo que para unos fue una paliza, para otros como yo fue una gozada de día… Moto, moto y más moto recorriendo carreteras a cual más impresionante!!


Cruzamos el Atlas por la zona de Azrou y sus impresionantes bosques de Cedros repletos de Monos de Gibraltar que los habitan y que alguno se dejó ver a nuestro paso… No paramos nada más que lo necesario para repostar y para comer, como a mi me gusta hacer en las jornadas de transición de mis viajes, pero cuando acompañas un grupo de 7 motos, todo se hace más lento. Es de entender que no es lo mismo parar, llenar y salir cuando vas solo que parar, esperar a que las otras 6 motos llenen y, cuando vas a salir, siempre hay alguien que le falta ir al baño, hidratarse o simplemente ponerse los guantes… Así que el tiempo corría, pero cada vez estábamos más cerca del lugar donde dejaríamos mucho kilos de peso y gran parte de nuestras ilusiones en este viaje!!


Me resultó sorprendente la enorme cantidad de perros salvajes que hay en los bordes de las carreteras de hasta 2200 metros de altitud, que aún no tengo claro qué es lo que esperan, si que los alimenten los conductores o aprovecharse de otros animales atropellados… La mayoría parecían gozar de buena salud, con un grueso pelaje, pero como amante de los animales que soy, me partía el alma cada mirada que nos hacían al pasar a toda velocidad a su lado.


Ya cerca de Merzouga, la Harley de Fico (Federico) empezó a fallar y finalmente se paró. Esto nos cambió el viaje a todos por algo que comentaré más adelante…

Ante la evidente falta de energía, una rápida revisión de fusibles y de los bornes de la batería solucionaron rápidamente el problema y pronto estuvimos de nuevo en marcha. Justo cuando caía el sol, estábamos entrando en Merzouga y dirigiéndonos a nuestro hotel que teníamos reservado (y cuyo nombre no quiero ni siquiera mencionar). En la puerta del hotel, ni nos esperaban, ni los precios acordados se respetaron, de modo que estuvimos un rato discutiendo las condiciones hasta que, hartos de que nos tomaran el pelo, decidimos marcharnos.


Aquí es donde el destino quiso hacernos un regalo, pues cuando la moto de Fico se paró, un chaval muy majo estuvo ofreciendo su ayuda y, entre las distintas cosas que hablamos, nos recomendó que fuéramos al Hotel Nomad Palace, pues nos gustaría… Efectivamente, en ese momento pusimos rumbo a ese hotel que nos recomendó el muchacho y allí nos recibió Driss, todo un ejemplo del comportamiento y la hospitalidad del desierto marroquí. Sin ninguna duda, lo mejor con diferencia de todo el viaje!!


Fui yo el que estuve hablando con él nada más entrar, en el que totalmente extenuado y agotado del viaje, le comenté, quizá un poco brusco, que necesitábamos un sitio para dormir al precio que nos habían prometido en el otro hotel. Con total la calma de la que hizo gala durante toda nuestra estancia en su casa, me contestó pausadamente con un “tranquilo amigo, no hay problema…” mientras dibujaba una cordial sonrisa de bienvenida en su cara.


En una rápida visita al hotel, empezamos a darnos cuenta que el sitio era maravilloso. Las habitaciones amplias, limpias y con unas vistas increíbles. Una piscina y unos jardines impresionantemente acogedores. Pero lo mejor, el trato de todos y cada uno de los integrantes del equipo del hotel…

Repartimos las habitaciones y, mientras nos preparaban la cena, estuvimos dándonos un refrescante baño nocturno en la piscina.


Posteriormente, una reparadora cena que nos supo a gloria fue la antesala de una bonita charla que mantuvimos durante horas con Driss. De padre Bereber y de madre Nómada, es un perfecto representante de la cultura de la zona que nos dio una lección de saber estar, educación, hospitalidad y sabiduría. Con una calma embriagadora, nos fue relatando la forma de vida del pueblo nómada mientras tomábamos un aromático té de la zona. Cuando le interrumpíamos con preguntas propias de nuestra impaciente forma de comunicarnos, pacientemente esperaba a poder seguir hablando con su pausado tono de voz… En fin, una agradable conversación en la que me demostró que no siempre más es mejor y que no se es feliz por tener más posesiones, pues la verdadera felicidad está en las cosas pequeñas. Una de las bonitas frases que nos dijo fue: “Vosotros tenéis relojes, pero no tenéis tiempo… Aquí en el desierto, no tenemos relojes, pero sí que tenemos tiempo!!”.
Durante esa conversación, nos explicó la forma de vida que tienen las familias nómadas e inmediatamente le interrumpimos (de nuevo la impaciencia que tenemos grabada en nuestra genética) para decirle que preferíamos hacer la entrega del material a estas familias. Una vez más, haciendo gala de su calidad como ser humano, nos indicó que no era correcto y que lo conveniente era que siguiéramos el plan inicial de llevar hasta los colegios el material que habíamos llevado. En el caso de que, una vez repartido el material, nos hubiera sobrado, podríamos hacer una visita a las familias nómadas y aportarles aquello que pudiéramos.


Efectivamente, decidimos hacerlo así, de modo que nos fuimos a descansar con la idea de entregar el grueso del material en dos colegios y, dejar una parte para los nómadas…

Antes de meternos en la cama, Maribel y yo, junto con Rebeca y Roberto, subimos a la azotea de una de las salas para contemplar el maravilloso cielo del desierto, en el que la visión de un par de estrellas fugaces nos hizo ir a la cama esperanzados para el día siguiente.




Dia 4


"Cumplir el objetivo, con los sentimientos a flor de piel, en el momento en el que mi vida cambia para siempre..."

Este día fue un día de fuertes emociones!!


Tras un gratificante desayuno, nos vino a buscar un integrante de la ONG que colaboraba en nuestro proyecto y salimos con nuestras motos al primero de los colegios. Cuando llegamos, cada uno hizo acopio de parte del material que llevaba y, de la manera que mejor le parecía, fue haciendo la entrega a cada uno de los alumnos… Unos hicieron una entrega más festiva, tratando de buscar la participación de los alumnos animándolos en voz muy alta, mientras que otros preferimos mostrar el máximo respeto, tratando de evitar que se interpretara como un comportamiento “colonizador”… Para todos nosotros era una nueva experiencia y cada uno la afrontamos como mejor supimos!!


Entre el material aportado, habían 4 ordenadores portátiles y en ese colegio, que ya disponía de algunos, prefirieron que los entregáramos a los alumnos, en este caso alumnas, más aplicados, como premio por su esfuerzo continuado.

En el segundo colegio tuvimos más problemas. La mayoría de los alumnos no estaban en clase y los pocos que habían se encontraban preparando un examen. Hicimos una entrega más rápida y dejamos la mayoría del material en la mesa del profesor para que él mismo lo repartiera a los alumnos ausentes… 


De allí regresamos al hotel y, como aún eran las 12 del mediodía, acordamos con Driss en aprovechar para visitar a las familias nómadas y hacer un picnic en una jaima de una de ellas. Montamos todo el material que nos quedaba, que no era poco, en dos coches todoterreno y salimos de nuevo a la entrega de material!!


De nuevo Driss nos tenía guardada otra sorpresa, pues no fuimos directamente a visitar a los nómadas, sino que dimos un rodeo por los sitios característicos de la zona en la que nos fue explicando lo más característico de todas ellas. Tuvimos una impresionante vista de las dunas, una parada en el desierto de la tortuga a buscar fósiles, una visita a un cementerio nómada, a dos ciudades abandonadas, una de ellas bereber y otra del ejército francés, una parada en una mina de extracción de khol y una visita a un pozo de agua que utilizan los nómadas a diario… En cada sitio, con su característica forma de explicarlo de manera pausada y gracias a la experiencia de haber vivido como ellos, comprendimos la dureza de la vida allí y admirábamos la capacidad del ser humano de adaptarse en medios extremos. El calor era tremendo y se notaba la temperatura del suelo incluso a través de los calcetines y zapatillas, prácticamente inaguantable… De pronto, durante una de las explicaciones, me percaté que Driss iba en todo momento descalzo!! Cuando lo comenté con Maribel, me dijo que ella había notado que ya salió descalzo del hotel… Sinceramente, impresionante!!!


Una vez hecha la visita turística, comenzamos a visitar a las distintas familias nómadas, en los que la mayoría de los casos los hombres se encontraban fuera cuidando el ganado y nos recibieron las madres con sus pequeños. Estas entregas se hicieron tremendamente emotivas!! En la segunda o tercera familia, estaba sacando de mi maleta unos block y unas pinturas, cuando se me acercó un niño de unos 4 añitos y me dijo una sola palabra que me hizo derrumbarme, a modo de pregunta: “zapatos??”. 


El nene iba descalzo, como todos allí, y no pude soportarlo. Yo le estaba entregando cuadernos y lapiceros a un niño que lo que verdaderamente necesitaba era unos zapatos, con la cantidad de zapatos, ropa y juguetes que tengo que tirar a menudo de mis hijas!!


Inmediatamente me retiré del grupo y traté de recomponerme como pude. No sabía qué hacer, pues sólo tenía mis zapatos en ese momento y estos eran tremendamente grandes para un niño de 4 años… Mi mujer Maribel, que observó todo en silencio, me dijo también con lágrimas en los ojos que ella llevaba sus zapatillas, por si no aguantaba el calor con las chanclas. Además, eran bastante más pequeñas que las mías, así que con una mirada, me dijo lo que iba a hacer. Nos acercamos a la madre y, con todo el respeto que pudimos, le entregamos las zapatillas de deporte y los calcetines para que las usaran sus hijos. Lamentamos no haber podido llevar más, pero al menos uno de los niños podría ir calzado en caso de sufrir alguna herida o, simplemente, querer ir más cómodo...


Seguimos visitando a otras familias, unas 12 ó 14 en total, y entregamos gran parte de lo que nos quedaba a todas ellas. En una de las jaimas de una mujer y su hijo que vivían solos, ayudé a Driss a preparar la estancia para comer el picnic que llevábamos. La mujer rehusó comer con nosotros pero el niño, repleto de vitalidad, sí nos acompañó, haciendo de la comida un momento muy emotivo y divertido. 


 Al final del recorrido, Driss nos llevó a un centro en el que colabora que sirve las funciones de escuela, taller de danza o simplemente lugar de juegos de muchos niños nómadas de los alrededores y allí, dejamos todo el material restante. Fue muy conmovedor ver aproximarse corriendo a todos los niños de los alrededores, la mayoría también descalzos, ilusionados con los regalos que les estábamos entregando...


Satisfechos, emocionados y agotados, regresamos al hotel donde cada uno tuvo su tiempo para hacer lo que le apetecía en ese momento. Unos estuvimos tomando un té con Driss tranquilamente charlando mientras otros prefirieron ir a dar una vuelta. Durante la charla, escuchamos los consejos de nuestro anfitrión y fuimos decidiendo el recorrido de los días siguientes… La ruta decidida resultó demasiado atrevida para algunos, como más adelante pudieron comprobar, mientras que para otros recogía lo más característico de aquello que queríamos visitar de este bello país.


Una vez descansados, nos juntamos un pequeño grupo e hicimos una excursión a la cercana laguna Dayet Srji para ver el atardecer desde allí y disfrutamos de una maravillosa vista, digno colofón de un día como el que habíamos vivido!!


De nuevo en el hotel, una maravillosa cena en compañía de nuestro ya gran amigo Driss fue el final de una inolvidable jornada que siempre quedara en nuestro recuerdo…



















Dia 5


“Las lágrimas en las dunas por la pena del adiós luchan con la ilusión de lo mucho que aún nos queda por descubrir…"


De nuevo la noche pasó en un suspiro y, a la salida del sol, el despertador nos sacó de la cama bien temprano, pues Maribel y yo teníamos previsto dar un paseo por las dunas antes que el sol calentara en exceso la arena. Aunque estábamos a las puertas y podíamos acercarnos andando directamente, quise llevar la moto para hacerle una buena sesión de fotos, como premio para ella por habernos llevado hasta allí cargados hasta límites insospechados, sin la más mínima queja…


Estuvimos un par de horas charlando, paseando, jugando con la arena, haciendo fotos, riendo y relacionándonos con los dromedarios, muy, muy a gusto!!


Finalmente, con mucha pena, llegó la hora de despedirnos del gran Driss, así que unas fotos para el recuerdo, mi promesa de que volveremos y un buen abrazo después, nos subimos en nuestras monturas camino de nuestro siguiente objetivo: la Garganta del Todra.


Para ese día, los kilómetros previstos eran unos 300, así que teníamos que ir ligeros con la intención de visitar las gargantas del Todra y del Dades, cerca una de la otra. Para llegar a la zona, tuvimos que atravesar grandes extensiones de desierto desde Errachidia hasta Ouarzazate.


En una de las paradas a repostar, la bota de Rober se queda sin suela. Lejos de resultar un drama, pasamos un rato tremendamente divertido con el gasolinero queriéndolo arreglar con un poco de cinta americana y mucho sentido del humor, hasta que la dejó pegada con una simpática reparación. 


La entrada al Todra nos recibió con unas vistas espectaculares!! Cuando llegas de una zona totalmente árida e inerte y, de pronto, se abre ante ti un esplendoroso paraje verde de palmeras, huertas, árboles frutales yVIDA, comprendes el verdadero significado de la palabra OASIS!!


Antes de entrar en la propia garganta, paramos a comer. De nuevo una comida muy aceptable a un gran precio, que nos dio fuerzas para seguir adelante.


La garganta es espectacular. Tiene, nada más entrar, un bonito hotel que se encontraba cerrado por las reparaciones, debido a una piedra que había caído en el centro del salón y que había destrozado la edificación… Estuvimos adentrándonos en la garganta un rato, pero poco después tuvimos que dar la vuelta, pues la conexión con la garganta del Dades que queríamos hacer tenía que ser “por abajo”, pues “por arriba” eran pistas y algunas motos del grupo no estaban preparadas para ello…


Así que volvimos por nuestro camino y, más adelante, seguimos hacia el oeste camino a Boulmane du Dades, en la entrada de la garganta. En este último tramo del día, la moto de Julio fue traqueteando cada vez más y más hasta que, justo en la puerta del hotel mientras la metía en el parking, directamente se paró.

Como ya estaba muy avanzada la tarde, pasamos directamente a negociar precios de las habitaciones y, aunque seguían siendo precios bastante razonables (250 dirham por persona en media pensión), ya todos los sitios en el resto del viaje nos parecerían caros comparados con la relación calidad-precio de nuestro querido Nomad Palace.


Antes de la cena, estuvimos tratando de averiguar la avería en la moto de Julio, aunque a mí me olía bastante mal… De nuevo una revisión a todos los fusibles, una comprobación de que le llegaba gasolina y que había chispa y, como no parecíamos dar con ello, al final tuvimos que llamar a la grúa del seguro.

Curiosamente, la grúa nos dijo que podría recoger la moto esa misma noche a las dos de la madrugada y llevarla a Casablanca donde, en dos días, la podríamos recoger reparada si daban con ello así que sin dudarlo, después de la cena, me ofrecí a Julio para acompañarle en la larga espera… También se quedó Fico con nosotros.


Fueron unas horas de agradable charla entre los tres, con unos GinTonics que nos preparamos con unas botellas que llevábamos y, pasadas las 3:30hrs de la madrugada, por fin se presentó la grúa. Nadie nos preparó para lo que pasó en ese momento!! Esperábamos, como occidentales paletos, que aparecería un taxi Mercedes de 40 años para subir la moto en el techo (como ya habíamos visto alguno), una furgoneta de las de “ahí no dejo yo mi moto ni loco” o al típico marroquí cabreado por haberle jodido el sueño, quizá chapucero y con malos modos, pero en cambio nos encontramos con el mejor y más profesional gruista del mundo. Un tipo super educado, metódico y con maestría tanto en el trato a la moto, como a nosotros. Toda una grata sorpresa y un ZAS en toda la boca por nuestros desafortunados prejuicios!!

Finalmente, tristes por haber perdido una moto, pero esperanzados con tenerla lista a los dos días siguientes, nos fuimos a dormir a las 4 de la madrugada...

Dia 6


“Del desierto a la majestuosidad del Atlas, inolvidables y radicales contrastes que enamoran…"

Sólo tres horas de sueño después, el despertador nos sacaba de la cama. Estos viajes no los puedes pasar durmiendo, así que seguimos con el plan previsto de madrugar y aprovechar el día!! 


Tras un frugal desayuno, Julio se subió detrás de la moto de Pedro y subimos los escasos 4 ó 5 kilómetros que nos separaba el hotel del tramo de carretera de la garganta del Dades, famoso por aparecer en la lista de las 10 carreteras más asombrosas del mundo…

Una vista realmente espectacular!!












Una vez hechas unas fotos del lugar, dimos la vuelta para seguir con nuestro viaje… Bajando por la garganta, de nuevo la Harley de Fico dio algún problema, de modo que decidimos parar y hacer que la reparación provisional que le hicimos pasara a ser ya definitiva, así que en un rato, estábamos de nuevo en marcha con la seguridad de que ya no volvería a fallar.


A la hora de la comida estábamos en la preciosa y cinematográfica ciudad de Ait Ben Haddou, lugar de rodaje de famosas películas y series, como Gladiator o Juego de Tronos.


Una pena no tener tiempo de callejear por dentro, pues ese día teníamos que dormir en Marrakesh para seguir con el objetivo… A esas alturas del viaje ya se iban notando las diferencias entre los distintos miembros del grupo, con distintos criterios sobre el ritmo de viaje, el número de paradas y los tiempos, aunque a pesar de no conocernos la mayoría de nosotros lo íbamos llevando más o menos bien.


Justo antes de llegar a Marrakesh tuvimos que cruzar el Atlas de nuevo hacia arriba, pero por una carretera brutal. Subimos hasta cerca de los 2600 metros de altura, con unos desfiladeros impresionantes, y durante el descenso estaba la carretera en obras, con gravilla que no permitía ningún fallo. Durante la subida fuimos testigos de un accidente al intentar un coche adelantar a un camión, justo en el momento que éste esquivaba a una persona que iba a pie por el borde de la carretera, con lo que se golpeó con el lateral del remolque y terminó estampado contra la ladera de la montaña… Todo eso justo delante de nosotros, lo que nos obligó a esquivar los trozos que salieron despedidos en el choque!!


A última hora de la tarde, estábamos entrando al caos circulatorio de Marrakesh. Fue una locura movernos por allí en grupo y varias veces tuvimos que ir reagrupándonos de nuevo para evitar dejar a nadie atrás.


Justo en el centro, al lado de la Plaza Jamaa el Fna, estuvimos decidiendo el hotel entre dos alternativas y, lamentablemente nos decidimos por el peor de ellos (las prisas y las diferencias que cada vez se hacían más evidentes entre los miembros del grupo no ayudaron). En cualquier caso, dejamos las motos en el parking del hotel, que de lo malo que era no pienso ni nombrarlo, y nos fuimos a la Medina a dar un paseo hasta la hora de la cena. Dentro de que Marruecos es un país barato, en las grandes ciudades como éstas no se nota tanto la diferencia y tanto la cena como las compras que hicimos no fueron precisamente baratas…

Al día siguiente teníamos previsto pasar por Casablanca a recoger la moto de Julio, así que nos fuimos a dormir esperanzados con que todo fuera bien.



Dia 7


“Todo viaje importante tiene un día de mierda y el de este acababa de llegar…"

Lo del desayuno del hotel era desayuno porque ellos lo llamaron así, pues fue de vergüenza!! Unos chuscos de pan, un pegote de mantequilla llena de mierda, una mermelada con un aspecto asqueroso y café o té, así que nos fuimos a hacer tiempo mientras nos informaban sobre el estado de la moto a la Medina y nos tomamos un zumo de pomelo de camino realmente bueno.


A pesar de los elevados precios respecto a otras zonas de Marruecos, todos terminamos comprando algunas cosas. Especial mención a esas maravillosas tiendas de especias en las que parece detenerse el tiempo y terminas llevándote cosas que nunca recuerdas para qué demonios lo has comprado, jajaja…


En ese momento, terminaron las buenas noticias del día, pues cogimos las motos camino a Casablanca y todo fue de mal en peor… Tras la caótica salida de Marrakesh, bajé la mirada a mi moto mientras íbamos en marcha y me percaté de la cosa más rara que me ha pasado en la vida: me habían cambiado una pieza de la moto!! Conozco mi moto al milímetro, y el que me conoce sabe de sobra que soy muy cuidadoso con su estado y me sorprendió ver el deflector izquierdo totalmente arañado, opaco del uso y con la zona del soporte rajado. 



La primera reacción, todo esto en marcha, era que se trataba de suciedad y/o polvo y que por desgracia se había rajado, vete tú a saber dónde, pero al humedecerme los dedos y pasarlos, comprobé que no, que era una pieza que ya tenía muchos kilómetros con un trato pésimo. Cuando paramos, lo hice saber a mis compañeros como nota de curiosidad y pude notar incredulidad en sus caras, probablemente pensando que soy un neurótico… Realmente me parecía algo sorprendente, pues lo primero que piensas es que si alguien quiere robar una pieza, la roba y punto, pero como el parking era el propio del hotel, el que la robó se buscó la maña de sustituirla por otra vieja para que no me percatara en la oscuridad del aparcamiento y no volviera a abroncarlos.


En fin, que para demostrar a mis amigos que no eran imaginaciones mías, rescaté entre las miles de fotos de los días anteriores una del día anterior en la que haciendo zoom, se puede ver perfectamente la pieza nueva, totalmente distinta a la que llevaba puesta!!


Con la típica cara de tonto que se te queda cuando te han timado, subí de nuevo a la moto para seguir el camino hasta la BMW de Casablanca, que nos costó bastante trabajo encontrar, y allí las noticias no eran mejores: la moto de Julio había sufrido una rotura de una válvula, su asiento y el taqué y no podía ser reparada, con lo que Julio se tenía que quedar esperando a un taxi para ser repatriado junto a su moto… 


En ese momento, una parte del grupo tenía prisa por terminar con el viaje, dos días antes de lo previsto y decidieron marcharse para tratar de cruzar a España antes del último ferry (aún quedaban 400 kilometros hasta Tánger-Med). Los demás, nos quedamos acompañando a Julio hasta el cierre del concesionario, sin poder comer, hasta que a la grúa le dio por aparecer. Por supuesto, este gruista no le llegaba ni a la suela del zapato al que habíamos conocido en el Dades, así que le ayudamos a subir y atar la moto para, con un fuerte abrazo, terminar despidiéndonos de Julio.


Para ese día, yo llevaba la intención de llegar hasta Assilah para dormir, según el plano previsto, pero el enorme retraso, el cansancio y la insistencia de los demás nos hicieron parar mucho, mucho antes. Cruzamos la Capital, Rabat, y en Kenitra se nos hizo de noche, con lo que buscamos hotel. Todos los que fuimos preguntando estaban completos y, probablemente por la cercanía del Ramadán o por lo que fuera, había ambiente festivo en la ciudad y en todos los sitios nos fueron negando alojamiento. Finalmente, preguntamos en una pensión en la que yo esperaba que también estuviera completa por la pinta que tenía, pero nos recibieron encantados. Nos alquilaron una especie de apartamento con una pinta deplorable, pero necesitábamos dormir y olvidar, de modo que aceptamos.


Una cutre-pensión merecía una cena a la altura, así que cenamos en un McDonalds cercano y aparcamos las motos en una gasolinera en la que, por 1,5 dirham por moto, el empleado se puso una silla justo al lado para vigilarlas durante toda la noche. 


Terminamos durmiendo los 7 que quedábamos, todos apiñados en catres lamentables, pero de lo cansados que estábamos, todos descansamos perfectamente.















Dia 8


“Un nuevo día brilla con la confirmación de que ningún grupo de amigos, por grandes que éstos sean, podrán nunca ajustarse a la complicidad de nuestro matrimonio…"

Amaneció lloviendo. Cuando salimos a recoger las motos, pues a las 7 teníamos que sacar las motos de la gasolinera, paró lo suficiente para no mojarnos. Tomamos un frugal desayuno en la cafetería junto al “cutre-motel” e hicimos mesa redonda para que cada uno dijera sus preferencias para ese día… 


Aún estábamos a unos 400 kilómetros de Tánger-Med, en nuestro caso a unos 1.100 kilómetros de casa, de modo que nuestra idea era seguir con el plan previsto de visitar las bonitas villas de la costa atlántica mientras nos acercábamos al ferry para cruzar a media tarde. El resto del grupo, sin embargo, prefirieron adelantar lo máximo por el peaje hasta el ferry para cruzar cuanto antes. Unos besos y abrazos después, nos encontrábamos nosotros solos, en nuestra moto, siguiendo nuestro camino sin la presión de tener a nadie a quién adaptarnos, vamos "a nuestra bola”.


Sólo hicieron falta unos pocos kilómetros para darnos cuenta de que, tal y cómo siempre hemos hecho nuestros viajes en moto, es como nos sentimos cómodos haciéndolo: solos. No es que seamos unos huraños antisociales, pues podemos presumir de tener buenos amigos por el mundo con unas excelentes relaciones, sino que la libertad que te ofrece viajar en moto, en ocasiones estuvo coartada por las preferencias del resto del grupo y, con las pocas ocasiones que tenemos de dejar en casa a nuestras hijas para afrontar aventuras de este tipo, creemos que no nos podemos permitir el lujo de no disfrutar a tope una ruta por culpa de un grupo tan heterogéneo y de distintas formas de entender un viaje en moto como el que habíamos sido durante este viaje.


En conclusión, lo que me llevo de este viaje es el cariño recibido en el Nomad Palace de Merzouga, el maravilloso paseo de compras por la Medina de Marrakesh y este fantástico último día, junto a mi mujer, a nuestro ritmo y sin presión por parte de nadie…

Para coger la ruta de la costa, le pedí al GPS que nos llevara por alguna pista en línea recta, y vaya si lo hizo!! Recorrimos unos 60 kilómetros por un camino embarrado, en algunos tramos en obras, atravesando una preciosa zona de granjas, llenas de granjeros atareados. Nos cruzamos con infinidad de pasos de mulas, gente a pie, burritos cargados hasta los topes e incluso gallinas y pavos que se cruzaban con valentía.


Fue un tramo en el que disfrutamos del paisaje, sin prisa ni asumiendo riesgos innecesarios, aunque algún que otro susto tuve en zonas arenosas que a punto estuvimos de terminar en el suelo…

Al final de ese tramo, cogimos una carretera de tercera categoría que llevaba dirección a Larache y, al poco de ir por ella, encontramos un puesto de carretera de cerámica, así que paramos a hacer unas compras. En media hora, estaba vaciando las maletas y sacando toda nuestras cosas personales de nuevo a los rulos para poder llevar dentro un par de tajines de un tamaño medio-grande y dos farolillos de cerámica que nos gustaron. De nuevo la moto tenía presencia de gran viaje, con bultos por fuera, y seguimos ruta, con un poco más de cuidado para no romper la cerámica, hasta Larache.


En Larache, paramos en el paseo marítimo para caminar un rato y charlar… Estábamos tan a gusto que el tiempo pareció detenerse. Aún no teníamos hambre, de modo que decidimos seguir un poco más para comer ya en uno de los pueblos que más nos han gustado de todo el país: Assilah.


De nuevo una agradable ruta nos llevó hasta la puerta de la Medina de Assilah, donde por 5 dirham se quedaron vigilando la moto para no tener que quitarle ningún rulo, que iban amarrados con eslingas. Antes de comer dimos un bonito paseo por el centro, y aprovechamos para seguir haciendo las últimas compras. Cogimos unas pulseras para mis sobrinos pequeños, un cuadro en lienzo típico de allí y, lo más impresionante, vimos una maleta-baúl de cuero que, tras la típica negociación, se nos quedó tan barata que la compramos sin saber la manera en la que la podríamos llevar.


Contentos con el paseo y las compras, descansados de moto y hambrientos, fuimos a comer a un restaurante que nos había recomendado un chaval, diciendo que si íbamos allí, a él le darían una comisión que permitiría a sus hijos comer ese día. Aquella fue la mejor comida de todo el viaje, con unas sabrosas almejas que en mi vida he probado nada igual, un tajan de verduras para Maribel y un completo plato combinado que disfruté de lo lindo… Curiosamente, a la hora de pagar le ofrecí a cambio una botella de Ballantines que llevaba para degustar por las noches y que no habíamos tenido oportunidad de abrir, de modo que el camarero aceptó y la comida me salió por unos 12€. Aún así, le dimos 50 dirham de propina, pues habíamos estado muy a gusto y nos pusimos a cargar la moto.


Con la maleta, la moto pasó a parecer una furgoneta!! Estábamos cerca de Tánger, de modo que no nos importó ir dando la nota hasta el barco, felices sobre todo con nuestra maleta de cuero marroquí!!

Sobre las 18hrs, después de atravesar Tánger, estábamos cruzando la aduana para subir al ferry. Llegamos muy bien de hora y sólo tuvimos que esperar unos 10 minutos para embarcar.


Del viaje de regreso, poco puedo decir… A mitad de camino, las redes nacionales de telefonía nos permitieron poner a la familia al día y mandarles algunas fotos de la última etapa del viaje. Como nota curiosa, vimos una cola de gente y nos pusimos a esperar con ellos. De pronto, cuando se abrió la puerta, vimos que se trataba de la gente que salía a pie. Asustados, bajamos a los niveles inferiores y nos encontramos con que todo el barco había sido desalojado, excepto nuestra moto que esperaba pacientemente a que bajáramos a recogerla!! Se me quedó la correspondiente cara de idiota mientras subía en la moto y me excusaba ante los impacientes trabajadores del ferry que no entendían porqué nadie se llevaba esa moto!!


Tranquilamente, sin prisa alguna, nos dirigimos a Baena para hacer la última noche antes de llegar. Sobre la 1 de la madrugada estábamos metiéndonos en la cama, cansados pero contentos sobre todo con ese último día que había conseguido dejarnos un muy buen sabor de boca de despedida de ese bello país que es Marruecos.





Dia 9


“La rápida transición que culmina con un beso a nuestras hijas…"

De este día, poco se puede decir… Salimos temprano para llegar a casa a comer, de modo que tras una aburrida etapa, recorrimos los 465 kilómetros que nos separaba de nuestro hogar para llegar directamente a casa de los abuelos para abrazar a nuestras hijas!!!


Este ha sido un viaje que ha cambiado nuestra vida. Conocer de primera mano la radical forma de vida de determinadas culturas te hace mirar de una forma distinta a los “problemas” cotidianos que creemos que nos atormentan, pero que están a años-luz de lo que pueden ser verdaderos problemas. También hemos aprendido la increíble capacidad de adaptación del ser humano, la hospitalidad de los pueblos nómadas y que la inocente sonrisa de un niño, a veces todo lo puede… Es un viaje hacia la forma de vida de nuestros recientes antepasados, donde lo realmente importante, lo hemos olvidado en nuestra sociedad consumista. Un viaje TOTALMENTE recomendable!!!
















Gracias por llegar hasta aquí y hasta la próxima,

Daniel M.


PD. Hemos traído unas 1.200 fotos, de modo que el que quiera ver alguna más, he puesto cerveza a enfriar, así que sólo tiene que avisar, jejeje...

PD2. Tengo que revisar y editar algunos de los vídeos que he grabado en marcha y los iré añadiendo según los tenga listos...

Comentarios

Chapulin Colorado ha dicho que…
Una pasada de viaje, Daniel!!!
Espero que sigas bloggeando tus viajes; imagino que son una currada, pero de verdad que emociona mucho cada vez que compartes cada uno de ellos.
Un abrazo!!
Damarsito ha dicho que…
Muchas gracias hermano

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